La pintora segoviana Raquel Bartolomé expone la colección "Fragmentos de paisaje" en el Centro cultural de Collado Hermoso hasta el próximo domingo 24 de agosto.
La pintora segoviana Raquel Bartolomé (Segovia, 1984) expone en el Centro Cultural hasta el próximo 24 de agosto. La muestra puede visitarse por las tardes, de seis a nueve.
Así lo recoge El Adelantado de Segovia en su edición de hoy:
Trazos de Guadarrama
Hay personas que tienen el don de conversar con el medio que los rodea y traducir elementos imperceptibles para la mayoría en una explosión de vida, en forma de trazo, de nota musical o de escultura. Para Raquel Bartolomé (Segovia, 1984) el vehículo de expresión para esa creatividad innata es la pintura y sus cuadros, la captura de fragmentos del entorno donde mejor se siente, la Sierra de Guadarrama.
Esta joven segoviana, licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid en 2007, expone hasta el próximo domingo 24 de agosto pequeñas dosis de su trabajo en el Centro cultural de Collado Hermoso, inmerso en las fiestas patronales en honor a la Virgen de la Salud. La muestra que puede visitarse de seis de la tarde a nueve de la noche está formada por una veintena de cuadros, agrupados bajo la denominación "Fragmentos de paisaje".
La autora utiliza con fluidez diferentes técnicas, como la acuarela, el acrílico o el grafito, dependiendo de las necesidades de cada momento creativo. Así, los cuadros elaborados con técnica mixta expuestos durante este fin de semana siguen dos grandes líneas conceptuales. En primer lugar, la Sierra, ese lugar al que Bartolomé regresó tras superar su periodo de universitario en Madrid, y la beca de intercambio Séneca en la Universidad de Granada en su último curso.
Vuelta a los orígenes
La artista regresó a su pueblo, Matabuena, el lugar en el que vivió su infancia y en el que empezó a fraguarse como pintora. Desde pequeña tomó clases, y confió en la formación y el trabajo como la mejor vía de canalizar su inquietud pictórica, que se vio recompensada al obtener una de las becas más prestigiosas, la de Pintura-Paisaje de Ayllón en 2006.
Después llegaron menciones, premios y otras dos becas, la de la Fundación Rodríguez Acosta en 2007 y la de Artes Plásticas de la Fundación Villalar en 2010, lo que la ha permitido dedicarse plenamente a la pintura, observar más a fondo, interiorizar el paisaje y adentrarse en la segunda línea de creación. Aquella en la que revive el detalle, representa pequeñas plantas y la explosión de vida de la primavera o el verano.
Inmersa en su rutina de trabajo diaria, Bartolomé sigue creando, al tiempo que madura y evoluciona su estilo con el único objetivo de "seguir creando en libertad, pero con cordura y disciplina— confiesa— , sin marcarme metas inalcanzables".